El futuro de ayer

Cuando soñábamos con el futuro a través de series animadas como los “Supersónicos” o en películas como “Terminator” o “Volver al Futuro” imaginábamos cómo la tecnología iba a facilitarnos la vida en las comunicaciones o reemplazar los quehaceres de la vida, tal vez la única faltante es teletransportación. Pero hasta cierto punto.

En el año 2000 hice mi tesis en “Comunidades Virtuales en el Mundo de Negocios”, bastante adelantado para mi Universidad, un tanto atrasado para el resto del mundo, o para ser más benévolo “oportuno”. El gran adelanto de ese momento, era que las personas no tendrían barreras físicas para agruparse en torno a intereses comunes. Si una persona estaba interesada en conocer a otros por sus gustos, por ejemplo la filantropía o la ornitología, ahora a través de estas comunidades podría encontrar sus alter-ego para desarrollar aún más su interés, compartir experiencias y tal vez encontrarse presencialmente.

Hoy en día estas redes han ido mejorando y ya no se llaman “comunidades virtuales”, sino “redes sociales” y es más, el concepto también ha ido cambiando. La llegada de Facebook generó un revuelo regresivo. Ahora puedes volver a tu red inicial y contactar a todos tus amigos y compañeros de colegio!... entretenido pero… una amiga en twitter retwiteo: “en facebook tienes a los amigos que fueron contigo al colegio, y en twitter con los que te hubiese gustado ir” plop!. El interés por reagruparse es permanente.

Ahora bien, en todo esta teletransportación cibernética faltaba que pudiésemos vernos, era que no, si después de tanto tiempo habíamos podido cruzar todos los océanos para conectarnos con las personas que en nuestra vida no habíamos tenido contacto. Momento!, sí habíamos tenido contacto, pero jamás nos habíamos visto!. Aparece entonces ahora la posibilidad de georeferenciarnos y aparecer frente a otros extraños con nuestras identidades. Ahora dejamos una huella, y podemos reemplazar la cámara web por un saludo generoso y afectivo, enhorabuena, cuando todos comenzaban a criticar la falta de contacto por los smartphones maniáticos.

Una transformación filosófica de la realidad engendra un nuevo tipo de realidad, la aumentada, donde la teletransportación ya no es tan necesaria, sino que aparece frente a nosotros una nueva forma de conocer y contactarse con el medio.
Hace unos días, me tocó presentar a unos potenciales clientes mi herramienta de juegos georreferenciados ikwest. Les expliqué que con un smartphone con el GPS prendido y mi aplicación, podía encontrar juegos cerca de ellos y comenzar a jugar un apasionante juego de pistas, donde las pistas estaban suspendidas en este espacio cibernético, sin que ellas pudieran verlas físicamente, pero que a través del teléfono se capturaban para estar en el juego. Ellos atónitos, me preguntaban “pero cómo están en el aire…????”, mi respuesta fue sí, es que están en otra realidad.